Se veía venir, aunque no por ello resulta menos doloroso. La situación de las mujeres empeora a pesar de la menor brecha de género en el empleo. La precariedad laboral se ha extendido pero les sigue afectando a ellas en mayor medida. Hay suficientes evidencias históricas que muestran cómo la población femenina ha resultado ser la más afectada por la creciente inseguridad y precariedad del trabajo en los contextos de las crisis económicas pasadas. Sin excepción, hasta ahora, todas las fases de depresión y recesión económica conocidas se han cebado con especial virulencia en las mujeres solas, familias monomarentales y mujeres migrantes. |